Contexto histórico

El neoclasicismo es un movimiento artístico que se desarrolla en Francia durante casi cien años, desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta las primeras décadas del siglo XIX. Se trata por tanto de una época de grandes cambios que supone el final del Antiguo Régimen y el inicio del Nuevo Régimen Liberal. En este proceso de cambio, el acontecimiento principal es la Revolución Francesa, pues supone un antes y un después en la sociedad francesa y también la realidad política europea.

Cuando surgió el neoclasicismo, a mediados del siglo XVIII, surgió como una respuesta de cambio e innovación frente al Rococó. El neoclasicismo era el arte propio de los ilustrados, pues frente a la irrelevancia del Rococó, defendía la recuperación de valores y virtudes morales como la razón, el trabajo o el intelectualismo; se trataba de recuperar el pasado glorioso de la Antigua Grecia y Roma, esto es, de la época clásica, (de ahí el nombre).

Los ilustrados crearon numerosas Academias que funcionaban como centros de difusión del saber, del conocimiento, pero también del arte neoclasicista. Se propugnan valores como el compromiso social, el deber y el patriotismo y el honor, de ahí que muchas obras de este movimiento artístico sean de temática histórica del pasado de Grecia o Roma.


Al iniciarse la Revolución Francesa, el 14 de julio de 1789, la monarquía pierde poder hasta que finalmente desaparece en 1792, con la ejecución de Luis XVI. Con ella desaparece todo lo que el Antiguo Régimen había supuesto; sociedad estamental, desigualdades sociales... El neoclasicismo es un arte que se adapta a estos cambios, y refleja las diferentes etapas históricas de este proceso. David, el máximo exponente de la pintura neoclásica, se convierte en el pintor de la Revolución. En su pintura trata de transmitir los ideales revolucionarios de Igualdad y Libertad, lo cual supone una intensa labor propagandística.

Tras la Revolución Francesa, la llegada del general Napoleón Bonaparte al poder supone el inicio de una nueva etapa; el Imperio. Durante el Imperio de Napoleón, David se identifica con el ideal patriótico y napoleónico de un gran Imperio sobre Europa, de modo que se convierte en el retratista de Napoleón y muestra su apoyo al emperador.
Años más tarde, cuando Napoleón es desterrado, David se desentiende del mundo artístico, abandona la pintura, y entonces el neoclasicismo empieza a declinar.

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